En los últimos años, el periodismo deportivo de Colombia se puso la tarea de engañar, exagerar o, en su defecto, de mentirle al país con algo respecto a Junior de Barranquilla.
Desde llamarlo el ‘PSG colombiano’ hasta afirmar que actualmente tiene la mejor nómina del país, la opinión pública ha pretendido ejercer una presión extra a los jugadores de turno del ‘Tiburón’. Como si no fuera suficiente el peso per se de la camiseta y la más que desbordada exigencia de su afición, que pide mucho y ofrece poco.
Para ser directos, es mentira que Junior tiene la mejor plantilla de Colombia hoy en día. Sí tiene una cantidad considerable de buenos nombres, pero no todos están en su mejor momento y eso hace que, a fin de cuentas, los elementos con los que realmente Arturo Reyes puede hacer diferencia sean menos de los que se cree.
También podríamos reprochar ciertos aspectos de la administración que el estratega samario le viene dando a sus dirigidos. Pero, eso es otro tema.
Ya estamos en la altura del semestre en la que se comienza a definir todo y, teniendo claro esto, ahora sí podríamos repensar la idea de que Junior “tiene que ir por los dos campeonatos, porque tiene la plantilla para hacerlo”, ya que eso no es así.
Sería muy mala idea desistir por completo de la lucha de la Liga o la Copa Libertadores. Pero, sí sería inteligente priorizar objetivos.
En nuestro medio se escuchan a muchos que pretenden igualarnos al ritmo de competencia de los grandes clubes de Europa, alegando que allá se juega cada tres días y siempre lo hacen con el mismo equipo. Sin embargo, hace algunas semanas, el mismo Pep Guardiola desmintió eso, afirmando que su plantilla estaba cansada y que la rotación era un elemento necesario. Sí, el mismo técnico del equipo con la chequera más poderosa del mundo.
Entonces saquémonos esa comparación absurda de la mente. La sensatez le dicta a Junior que debe imprimir un poco más de fuerza en algún frente, pues puede terminar saliendo caro el jugar de valientes.
A pesar de ello, el desdén con el que se ha tratado a la institución rojiblanca por parte de la opinión pública nacional creo que ha herido la fibra del juniorismo como nunca antes. Tanto así que los mismos jugadores no se han refugiado en los formalismos y han hablado desde el resentimiento del caribeño colombiano.
Así que yo no le puedo pedir a Reyes y sus muchachos que en esta recta final sean inteligentes, cuando existe esa sensación de que se está luchando por algo más que solo fútbol. Necesitamos callar bocas y para eso será necesario ser valientes. ¡Vamos por todo, equipo!