En la vasta historia del fútbol ha habido grandes técnicos de fútbol que han ganado una gran cantidad de cosas importantes. También han existido los enfermos por este deporte, quienes han trascendido los límites de los deberes de un entrenador y se obsesionan con todo aquello que les pueda significar una ventaja en la cancha.
Y hay algunos que pertenecen a los dos grupos mencionados, los cuales tienen una especial fijación con cada detalle que pueda ser influyente en el juego y dedican su vida a estudiar todos los escenarios posibles dentro de un campo. Todo con una sola intención: tratar de controlar en lo máximo posible el trámite.
De esa forma de visionar el fútbol, nacieron las grandes selecciones y equipos que han quedado en los pergaminos como los ganadores o los “mejores”. Teniendo en cuenta que no siempre el que gana es el “mejor”, o por lo menos el que más lo merecía. Escuadras inteligentes, talentosas, aguerridas, y hasta suertudas, quedaron en las páginas doradas de este deporte.
Pero, por muy buenos que hayan sido, ninguno ha estado exento del sufrimiento. Por más que un técnico se queme las pestañas tratando de controlar todo con sus manos, el fútbol es una actividad que se escribe con lo pies y su rumbo es incontrolable. Aunque hay clubes que se acostumbran a ganar constantemente, cada vez que salen a una cancha deben convivir con la realidad de que hay momentos en los que no la van a pasar bien.
Sin embargo, parece que, cuando esto sucede con instituciones de la élite mundial, buscamos maneras y términos para engrandecer los resultados, a pesar de que la manera en la que los consiguieron no sean las más vistosas. A eso lo llamamos “jerarquía”, un termino muy adjudicado en los últimos años especialmente al Real Madrid, club que da la sensación de siempre salir airoso, muchas veces sin encontrarle explicación.
Y esto se debe a que son varias las ocasiones en donde se ha visto sometido, al borde del nocaut. Pero, al final los españoles se terminan saliendo con la suya.
Qué distinto es el discurso cuando en nuestro medio un equipo logra cosas importantes de la misma forma. En especial Junior, que está teniendo un gran semestre, pero aún no logra convencer a muchos.
Era de esperarse que el equipo de Arturo Reyes pasara momentos malos en su visita a Quito. La altura sobre el nivel del mar y la categoría del rival eran aspectos que presagiaban un partido complejo para el ‘Tiburón’. Por lo que la posibilidad de la victoria era algo que se vislumbraba lejano.
Aunque el onceno caribeño le alzó con un triunfo histórico, por el contexto, muchos se han enfocado en lo mal que lo pasó por varios tramos del cotejo. Pero, a diferencia del club ‘merengue’ español, no le han puesto la chapa de “jerarquía”, la cual han decidido cambiar por el “sufrimiento”.
A pesar de ser un amante de las formas y de admirar en demasía a quienes se esmeran en tratar de gobernar el trámite del deporte en todos sus aspectos, es un deber reconocer que quien celebra es el que finalmente anota más que su rival. Y no importa si es con jerarquía europea o sufrimiento criollo, al final, el que gana es el que goza.