Uno de los procesos más polémicos, y naturalmente impresionante, que ha creado el humano es la modificación genética en embriones, implica el uso de distintas tecnologías para alterar la estructura de una vida que apenas se está formando, sea humano u otro organismo, provocando modificaciones en las células implicadas.
Cabello, ojos, piel, etc. El hombre ha encontrado la forma de jugar a ser Dios al moldear la apariencia a su gusto, ya sea antes o después de nacer.
En lo que nunca será capaz de intervenir es en la esencia. En el alma del ser. En la ‘sangre’. Pero, no en la sangre que corre por arterias y venas, sino en aquello intangible que diferencia a uno de otro. Que lo hace especial.
En ese sentido, hay muchos tipos de ‘sangre’. Pero, hay una clase que está reservada para los grandes de verdad. Para aquellos cuyo paso por la tierra no será un tenue grano de arena en la historia de un mar sin fin. No, esos serán recordados por sus grandes proezas en la disciplina a la que han de dedicar su vida y sus esfuerzos. Aquellos como el legendario Carlos Bacca, quien hace 15 años comenzó a escribir una historia que perdurará en la memoria de las venideras generaciones que se sigan fascinado por el fútbol.
Abriéndose paso en una vida de pocos privilegios en su niñez, el tres veces campeón con Junior de Barranquilla era consciente de que su ‘sangre de campeón’ le iba a asegurar un puesto en la mesa de los máximos ídolos que han brillado en las últimas décadas en el Estadio Metropolitano, así como antes lo hicieron algunos otros en el Romelio Martínez.
Entre el muelle de Puerto Colombia y el ‘Metro’ hay poco más de 30 kilómetros de distancia, unos 40 minutos en carro. Entre ser un joven soñador de 22 años y ser uno de los íconos más grandes de uno de los equipos más importantes de Colombia se emplean unos 15 años, a punta de trote.
No conforme con ser amo y señor del recorrido entre la entrada del progreso al país y el máximo escenario deportivo de la ‘Arenosa’, el ariete se abrió paso por las aguas del mar Caribe para dejar su huella en el continente europeo, en donde su ‘sangre’ escribió su nombre para la posteridad en tierras lejanas.
Por tal motivo, son precisos los rumores que sugieren la celebración de la quincena de primaveras que han pasado desde aquel día que Carlos Arturo saltó a la cancha vestido de rojiblanco por primera vez, para luego convertirse en uno de los jugadores más grandes de esta institución.
Que disfrutes, ‘Carlitos’, de tu merecido homenaje. Porque la ‘sangre de campeón’ no se fabrica, con eso se nace.
De lo mejor Carlitos 💟💟vaca 😍❤️💖💖 magnífico este reporte me encantó👍🙏🏻